"SOLEDADES"

Soledad, ¿qué es la soledad?

Yo solamente diré que soledad no es estar solo, soledad solamente es sentirse solo.
Estar solo no tiene por qué angustiar a quién lo está, estar solo es de las mejores compañías que se puede tener, la de uno mismo. Solamente solos podemos oír hablar a nuestra conciencia, tomar cuenta de nuestra existencia, entender que ocupamos un tiempo y un espacio, reflexionar sobre lo pasado, vigente y venidero. En soledad es inevitable recrearnos y evaluarnos en un auto-examen humilde y discreto, que sólo existe en nuestra mente, y que sólo por eso, sólo puede ser disfrutado individualmente.

Solos nos damos cuenta cuán débiles o fuertes somos… sólo nosotros sobre nosotros tenemos el poder de cambiarlo todo, el poder de percibir nuestras carencias y virtudes, nuestras penas e ilusiones, nuestras vivencias e inquietudes. Todo ello estando solos, nos percatamos que en lo único que tenemos toda responsabilidad, toda posibilidad de modificar, lograr o mejorar, es nosotros mismos, y qué mejor forma para cuidarnos que atender a nuestra persona en solitario.

Y es que quién no conoce el sonido del silencio, jamás ha podido escuchar la voz de su alma…

En ocasiones no nos damos cuenta de que cuando uno se aísla, cuando uno quiere estar solo, tal vez no es que desee alejarse del resto del mundo, sino que lo que realmente quiere es acercarse, cultivar el suyo propio con su propia compañía. Cuando decidimos estar en algún momento solos es porque sólo queremos como comitiva la de nosotros... y que esto no se entienda como un desprecio a la compañía, sino como un aprecio a la propia compañía.

También cuando perseguimos nuestras ilusiones es habitual encontrarnos solos en el camino. Que no nos haga sentir desamparados, hay derroteros que nos obligan a estar solos cuando andamos hallando nuestros sueños, buscando cimas personales que sólo podemos encontrar respondiendo a preguntas que únicamente uno mismo comprende, y es cuando éstas son respondidas y en el mismo transcurso de ser respondidas cuando más se desarrolla nuestra persona...

Acaso nunca han pensado por qué el árbol que creció en el punto más elevado de la montaña es tan grande y majestuoso; tuvo toda la montaña para echar raíces y no hubo jamás copa más alta que pudiera cubrirle el Sol. Sólo así, sólo estando solo pudo crecer tanto el árbol, sin pretender desmerecer a los que están en medio del bosque…

Pero créanme cuando digo que es difícil soportarse a uno mismo… Hay a quién el estar solo le agobia, le abruma porque nunca ha estado solo, nunca han aprendido a estar solos, y eso nos confiere una gran fragilidad; pues para ellos estar solo es tener que compartir la soledad con un desconocido, no hubo tiempo entonces de conocerse mutuamente “el a mí” conmigo. Y es entonces cuando estando solos, nos sentimos solos.

No es ninguna rareza, nada extraño; ¿Quién amaría, o siendo menos viscerales, quién querría a quién no conoce?

Sobran las palabras.

Pero hablando de soledades, hablemos de la soledad sentida. Cuando el estado se convierte en sentimiento agrio.

A veces estando solos también nos sentimos solos, cuando no hay nada que contarnos, nada de lo que hablarnos, nada con qué motivarnos… estar solo es una inmensa nada que se intenta sosegar con rutina o costumbre, un autómata con un guion mecanizado que nos dicta cómo afrontar día tras día la existencia, como una especie de pequeña muerte en vida. Y es entonces cuando llega el anhelo de la compañía, a toda costa, cualquier compañía nos vale para escapar de la monotonía. La calidad, puede ser otro cantar. Cualquier cosa para no tener que rendirnos cuentas a nosotros mismos. Una juerga, una borrachera, unas risas frívolas, una conversación trivial… pero al llegar a casa otra vez nada, otra vez estando solo después de consumir ese placebo que es la barata compañía, nos damos cuenta otra vez que seguimos igual de solos…

Sentirse solo en compañía, esa es la soledad realmente desoladora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario